“El estrés y sus numerosas consecuencias, como enfermedades de la piel, ansiedad, depresión, problemas digestivos, gastritis y hasta úlceras, es quizás uno de los males más desarrollados y uno que casi nadie toma en cuenta”
Por Aurora Blyde
Especial para El Universal de Caracas – Venezuela publicado el 15/7/2002.
Las muertes relacionadas con el trabajo que se suceden cada año han aumentado en la última década, especialmente porque anteriormente no se incluían en las estadísticas enfermedades transmisibles que tengan que ver con el trabajo y los casos de cáncer y de enfermedades circulatorias y del corazón, que también se relacionan directamente con el oficio.
Las últimas cifras de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) son realmente abrumadoras: cada año se producen dos millones de muertes por accidentes laborales, por cada enfermedad mortal relacionada con el trabajo hay otras cien enfermedades que provocan ausentismo laboral.
El cáncer es la enfermedad que más vidas cobra en los lugares de trabajo, y causa unas 640.000 víctimas al año, cifra que corresponde al 32% del total de los fallecimientos. Las enfermedades circulatorias representan el 23%. Le siguen los accidentes, que representan el 19%, y las enfermedades transmisibles, con el 17%. Al menos doce mil de los fallecimientos anuales corresponden a niños que trabajan en condiciones peligrosas.
Y hay mucho más. A medida que avanza la tecnología y se crean nuevas modalidades de trabajo y se inventan nuevos oficios, se van descubriendo nuevos riesgos, entre ellos, la manipulación de novedosos productos químicos, que aún no se ha descubierto sus daños en los seres humanos. Se habla también del diseño de los edificios modernos, siempre cerrados, y sus sistemas de ventilación y todo lo referente a los equipos electrónicos de oficina, como computadoras y teléfonos celulares.
Nuevos males
Todos estos cambios comienzan a preocupar a los expertos en salud laboral, así como oficios en los que los trabajadores se ven expuestos a movimientos repetitivos y continuos que producen desgastes físicos y otros que generan trastornos psicológicos. Algo aparentemente tan insignificante como la exposición de los no fumadores a la contaminación del humo del tabaco, se está tomando cada vez más en cuenta, y ya muchos países han adoptado normas al respecto.
Cada vez con mayor frecuencia -alerta la OIT- el personal sanitario se ve expuesto a una mayor variedad de productos químicos, agentes sensibilizadores e infecciones, como la hepatitis o el virus VIH responsable del SIDA.
Y así como han cambiado los oficios y las modalidades de trabajo, también se ha transformado, aunque paulatinamente la estructura de la fuerza laboral en el planeta. Hoy en día, la fuerza laboral está compuesta por un número mucho mayor de mujeres, quienes todavía se ocupan del hogar y del cuidado de los hijos, además de trabajar fuera de casa. Estos factores crean una tensión añadida y aumenta la necesidad de disponer de guarderías infantiles. Ellas, más que los hombres, están expuestas a entornos que producen el estrés.
El trabajo nocturno y las tareas en equipo se han convertido en una pauta de trabajo normal. Entre los nuevos problemas laborales, debido a esos cambios tan contundentes, se habla de trastornos músculoesqueléticos, problemas mentales, reacciones y problemas de asma, problemas oculares por el uso de la computadora, alergias provocadas por la exposición no sólo al polvo en ambientes cerrados y con aire acondicionado, sino también, en muchos casos, a agentes peligrosos y cancerígenos, como son el amianto, la radiación y las sustancias químicas.
Pero con todos estos cambios, el estrés y sus numerosas consecuencias, como enfermedades de la piel, ansiedad, depresión, problemas digestivos, gastritis y hasta úlceras, es quizás uno de los males más desarrollados y uno que casi nadie toma en cuenta.
Foro internacional
Todos estos datos, y muchos más se analizaron en el reciente Congreso Mundial sobre Seguridad y Salud en el Trabajo que se celebró en Viena, previo a la última Conferencia Anual de la OIT, que se llevó a cabo en la ciudad de Ginebra.
En ambos foros se destacó que la agricultura, sector en el que se emplea a más de la mitad de los trabajadores del mundo, registra más de 50% de los accidentes mortales, lesiones y enfermedades profesionales. También se discutió que son los países en desarrollo los que poseen las mayores cifras de muertes, enfermedades y lesiones por trabajo. En estas regiones se concentra un gran número de trabajadores en actividades primarias y de extracción, como la agricultura, explotación forestal, pesca y minería, entre los sectores más peligrosos del mundo.
Los países industrializados, por el contrario, comienzan a experimentar un descenso de las lesiones graves como resultado de cambios estructurales en la naturaleza del trabajo y mejoras en sus puestos de trabajo, como primeros auxilios y atención de emergencia.
A pesar de las cifras, bien alarmantes, la Organización Internacional del Trabajo es optimista y asegura que será posible prevenir un 80% de los fallecimientos y accidentes ligados al trabajo si los países miembros aplicaran mejores estrategias y prácticas de prevención de accidentes. Proyectos que ya ha diseñado la organización.
En los países que aún están en vías de industrialización, aun cuando existe un porcentaje de problemas laborales relacionados con los avances tecnológicos, la prioridad deberá estar enfocada en la mejora de las prácticas de salud en los sectores primarios como la agricultura, la pesca y la explotación forestal, en la prevención de accidentes industriales, incluidos los incendios y la exposición a sustancias peligrosas, y en la prevención de accidentes y enfermedades tradicionales.
Muchos países revisan con regularidad sus listas de enfermedades profesionales. En Francia, por ejemplo, se introdujeron enmiendas y en Japón, se añadieron 22 productos químicos a la lista de enfermedades profesionales provocadas por productos químicos.
La OIT recomienda a todos sus miembros actualizar la lista de enfermedades laborales, ya que con los nuevos puestos de trabajo, comienzan a pulular nuevas enfermedades.
