El Seguro es un contrato, como en todos los contratos se presume la existencia de Buena Fe entre las partes.
Su objetivo es restablecer la integridad del patrimonio o continuidad del ingreso de las unidades económicas, en la medida en que resulten afectadas por riesgos independientes de la voluntad deliberada del interesado.
Para lograr este objetivo se realizan aportes individuales de cada uno de los posibles perjudicados, estos aportes los acumula una empresa especializada que cuenta con los medios financieros adecuados para preservar el valor de la acumulación de capital y poder resarcir las pérdidas futuras.
Este es un mecanismo de Colectivización de Riesgos.
La cuantía del aporte individual resulta de un cálculo técnico basado en la probabilidad estadística de ocurrencia del riesgo previsto. Este Valor es la PRIMA.
Este aporte técnico, más los costos de administración y financieros, los impuestos y tasas, y la rentabilidad, conforman el valor del costo final del Seguro, denominado PREMIO.
Esta Institución fue en desarrollo, comenzando desde el Ahorro Individual, luego la Mutualidad, y finalmente el Riesgo Empresarial.
Desde el punto de vista de la Mutualidad, las ganancias y las pérdidas se compensan dentro del grupo.
En la Actividad Aseguradora es el empresario el que corre el riesgo de perder. Lo importante es que esté dispuesto a permanecer al frente de la operación, aún cuando haya caído en situación de falencia.
Para evitar estos retiros intempestivos del mercado; dejando a los asegurados indefensos, y a los terceros que han sido expuestos a una pérdida también; la Autoridad de Control debe ejercer una función permanente que garantice el cumplimiento de las obligaciones de la Aseguradora, como así la existencia real y valor de las reservas que cubran los riesgos asumidos y/o los Reaseguros.
Al contratar un Seguro se pone en juego mucho más que lo derivado de la simple posibilidad de ocurrencia de un siniestro.
Por eso es muy importante seleccionar adecuadamente la Cobertura y el Asegurador.
